viernes, 30 de septiembre de 2011

Examen medico II

Terminada la primera parte del examen con la extracción de sangre, la sanitaria me entrega un trocito de algodón para que presione el casi imperceptible pinchazo. Cinco minutos era el tiempo dictado pero con un minuto de presión ya me pareció suficiente para evitar una hemorragia, o es que presiono muy bien o es que tengo muy poca sangre.

Me siento a esperar que me llamen para realizar la segunda parte del reconocimiento medico y coincido con una pareja de novios en la sala de espera. Ella viene a acompañar a su chico que tiene cara de estar pasando un mal momento, mas bien tiene cara de pánico. Me ve jugueteando con el algodón, lo sigue con la mirada y me pregunta ¿Que tal? ¿Duele?, ya esta, ni te enteras le contesto, a mi tampoco me gustan los pinchazos, y noto su terror a la aguja . El chico tiene un porte poco atlético, es corpulento y tiene una fisonomía mas bien oronda, el tipo con el que no me gustaría pelearme en la barra de un bar por el ultimo pincho de tortilla, tampoco voy a ir de violento ahora, con lo fácil que es decir "Cógela tu, que a mi ya no me apetece, ya estoy lleno" aunque haya estado todo el día sin comer. Me pareció gracioso, una persona tan grande convertida en un niño y con su novia ejerciendo de madre.



Entro en otra habitación de la mutua y me recibe la doctora, comprueba mis datos personales y se sorprende de que haya pasado cuatro años desde la ultima revisión. Me quito la camiseta previa instrucción de la facultativa, pues no soy de los que lleva la iniciativa y me tumba en la camilla. Me unta una sustancia pringosa cerca de los tobillos y en las muñecas y coloca los electrodos para realizarme un electrocardiograma, me repite dos veces que me tranquilice, que poco me conoce esta mujer, con la primera ya bastaba. Tranquilo miro el techo y oigo unos golpecitos cerca de mi cabeza, oigo chasquear  una lengua, "ya ha vuelto a fallar" dice, la maquina no recibe información de uno de los electrodos, justo el que tengo sobre el pecho, lo cambia y parece funcionar, por un momento habrá pensado que no tengo corazón, no sería la primera persona que lo piensa. Me dice que estoy mejor que hace cuatro años en cuanto al electrocardiograma, lo cual me sorprende y me alegra. Para finalizar me realiza unas preguntas a quemarropa.

- Háblame sobre tus hábitos alimenticios -
- El hábito no hace al monje, pero le diré que soy mas de pescado que de carne, aunque como mas carne.
- ¿Con cuanta frecuencia bebes alcohol?
- Cada vez bebo menos alcohol, eso es verdad..- Veo que, con cara de incrédula, arquea una ceja
- ¿Tampoco se droga?- Empiezo a mosquearme.
- Oiga, que clase de pregunta es esta, acaso es un camello buscando clientela.
- También me dirá que no va con malas mujeres.
- Bueno, conozco pocas buenas, y podría decir que últimamente estoy rodeado de ellas, definitivamente no voy con malas mujeres, aunque uno tampoco acaba de conocerlas del todo.
La tensión en el ambiente era palpable, desde el otro lado de la mesa la doctora coloca los codos sobre la madera y junta las manos entrelazando los dedos y apoyando su mentón sobre ellas, sonríe.
- ¿Y que haces para estar tan guapo?
- Pues mire, practicar poco sexo, pero que sepa que para mi ser tan guapo resulta un problema... y me gustaría ser un poquito mas feo.

* * * * *

Hasta aquí escribí el martes, lo publico hoy viernes, hace dos días llegaron los resultados de la analítica por correo y me cambió el humor.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Examen medico

Una de mis fobias esta relacionada con los médicos y los centros sanitarios, que serán muy sanos pero nadie me discutirá que los que están allí están enfermos. De hecho no conozco a mi medico de cabecera, se que es una mujer por el nombre que viene en la tarjeta sanitaria. Me reservo la opinión que tengo sobre los hipocondriacos, sobre todo cuando ejercen sobre los demás.

Hay un día ineludible a menos que firmes una autorización, cosa que hice estos últimos tres años, y es pasar el reconocimiento médico de la empresa donde trabajo, una costumbre que se esta perdiendo debido a la disminución de empresas. Estoy tranquilamente mentando a los padres de uno de nuestros mejores clientes cuando se acerca un compañero con un tarrito de plástico herméticamente cerrado y me dice tal día a tal hora tienes el reconocimiento médico, ¿que me van a dar una medalla por mi buena salud?, se ríe del chiste y me deja con el tarrito en la mano, se asoma la fobia en mi mente y veo una jeringuilla del tamaño de un camión a lomos de un troll. Este año iré, decidí después de habérmelo pensado durante unas horas.



El día y la hora acordada un servidor y dos compañeros nos encontramos en la sala de espera, aparece la enfermera y nos pregunta de que empresa somos, informamos debidamente y nos pregunta quien sera el primero de los tres en pasar el reconocimiento, me hago el despistado y accede a entrar mi compañero Lorenzo, la sanitaria le conduce hacia una de las estancias y vuelve, ¿el siguiente?, esta mujer es insaciable, quiere mas sangre, miro uno de los horrendos cuadros que llenan la sala de espera y de reojo veo como se lleva a Fernando. No hay nadie mas y cuando vuelve a por mas victimas solo puedo encoger los hombros y levantar las manos, me rindo y le acompaño a la consulta.

Lo primero es coger un artilugio con forma de secador de pelo con un tubo de cartón en la punta, las instrucciones son claras, inspirar profundamente, soplar por el tubo y recoger lo soplado. Da igual, siempre te quedaras con la sensación de que pudiste hacerlo mejor y nunca te dejan repetir, al contrario que la Guardia Civil, ellos no te dejan recoger lo que has soplado. Mas tarde realizo la prueba de visión con unos prismáticos anclados a una mesa muy útiles para seguir la evolución de la carcoma sobre la madera, seguimos a la prueba de audición, entro en una cabina insonorizada con unos paneles que sirven para transportar huevos en cantidades industriales, me pongo unos auriculares y cada vez que oigo un sonido tengo que apretar un botón que hay dentro de la cabina, debían ser músicos actuales y muy experimentales por el estilo, pero no reconocí ningún hit. Tras tomarme la tensión me aconseja no comer saladitos ni comida de lata, a mi, que no como comida de lata, me como lo que hay dentro, como todo el mundo. De repente  me dice la enfermera que va a proceder a la extracción. Tranquilidad, uff, uff, mas tranquilidad. Me pregunta si me mareo y le digo que un poquito, es mentira, solo tengo miedo a las agujas, le explico que mis mareos son sobre todo los viernes noche que hay mojito y me excuso diciendo que es porque el sabado no tengo obligación de madrugar. Me advierte que no intente retirar el brazo, ¿Serviría de algo? pienso y le digo que simplemente mirare hacia otro lado a lo que ella contesta "yo también", eso no me tranquiliza mucho le digo, nos reimos y me confiesa que no esta teniendo un buen día. Jamas un pinchazo me dolió menos.

Luego pasé a la segunda parte de el reconocimiento en otra sala, pero esa es otra historia.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Día 1 después de REM

Lo siento, he visto este vídeo y no he podido resistirlo, una de mis favoritas unido a un documento visual de incalculable valor nostálgico... hasta los topes de añoranza.

REM, adiós a uno de los grandes

Hace muchos, pero que muchos años, cuando mis vacaciones de verano duraban mas de dos meses a la bartola, podias saber en determinadas emisoras de radio en que hora sonaría una canción, "Orange Crush" de REM era la que mas me gustaba en aquel momento.


Por supuesto que conocía "It´s the en of the world..." y "The one I love" y me gustaban pero por aquellos momentos mis gustos musicales no estaban muy definidos. Y llegó el boom con "Losing my religion", me dejaron una cinta de cassette de las de entonces, de las de 90 minutos, por un lado "Green" y por el otro "Out of Time", gracias Laura, aquello fue el comienzo de una larga relación musical. Me gusto mas con mucha diferencia "Green" que "Out of Time", creo que uno de los motivos es que "Losing.. " estaba quemadisima en la radio y en todos los locales nocturnos.



Habia una tienda cerca de mi casa donde imprimian camisetas con cualquier foto o imagen que llevaras, lleve una foto del grupo con la leyenda "orange crush" en la parte inferior de la foto y salí orgulloso a la calle con ella puesta, hace tiempo que perdio la nitidez de la foto, esta recortada y solo sirve para limpiar el polvo. En ella se podía ver al grupo original muy joven, y lo que mas llamaba la atención es que Michael Stipe tenía melena, cuando el grupo empezó a vender millones de discos ya no la llevaba.



Tras quince discos, entre los que se encuentran joyas como "Automatic for the people" y el último "Collapse into the now" han decidido separarse tras treinta años. No he podido verlos en directo, en mi lista quedaban ellos y "Pearl Jam", estos ultimos acaban de estrenar un documental por su veinte aniversario, espero que vengan por aquí, me refiero a España, en Valencia es impensable.


Podría escribir mucho mas sobre ellos pero tendremos saturación de información los próximos dias y se me esta haciendo tarde, mañana trabajo así que lo dejo aquí, si sigo viendo videos es posible que no duerma esta noche, podría poner una veintena, no exagero. Hoy ellos se han divorciado amistosamente y sus seguidores nos hemos quedado algo viudos.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Lo que necesitas es amor y una bandolera

El jueves estaba un servidor en su puesto de trabajo aguantando por teléfono las sandeces de un cliente, propietario de un taller instalador de coches, el cable que le hemos mandado es azul en lugar de verde, un cable que se instala de forma que no se puede ver a menos que el cliente tenga visión de rayos X, su cliente, me insiste, es un sibarita, entiendo entonces que el cliente querrá darle unos lametazos al cable antes de la instalación para dar su visto bueno, puedo asegurar que tanto el cable azul como el verde tienen el mismo sabor, saben a sudor de chino explotado. Acabo dándole la razón por que no vamos a llegar a ningún lado y solo vamos a perder el tiempo, mas tiempo, y cuelgo el teléfono con una sensación de mareo, intentando entender como, con personas así, hemos logrado los humanos en general, avanzar tecnológicamente. Algunos deberían dejar el negocio del taller instalador de música y volver a las cavernas.

Intentando recordar la próxima tarea a realizar me reclaman en el almacén, me levanto de la silla y noto como diferentes piezas metálicas realizan un viaje suicida a lo largo de la pernera o camal del pantalón estrellándose contra el suelo. Parece que las llaves tenían estudiado un arriesgado plan de fuga, devorar la tela del bolsillo y luego... luego lo que venga, visto el cerebro que se gasta una llave tampoco podíamos esperar un plan mas complicado.

Visto que las llaves no parecen estar a gusto conmigo y visto también la nula habilidad de vuestro servidor en el uso de la aguja y el hilo, he decidido tomar una decisión drástica, un importante giro a mi vida, un cambio radical en mi imagen pública, he decidido llevar bandolera, ahí es nada. Todo cambio de imagen o de registro lleva incorporado un riesgo, tranquilos que no será peor que Dover o Seguridad Social, es prácticamente imposible hacerlo peor.

Muy a mi pesar esta NO es mi bandolera

No ha sido necesaria una inversión económica importante pues me regalaron una bandolera hace un tiempo y la tenía olvidada en un cajón. Ahora lo que toca es acostumbrarse a su uso y no dejarla olvidada en cualquier sitio. Ya tiene su percha exclusiva y respecto al contenido, pues a ver que revise, las llaves, la cartera (también tendré que acostumbrarme a llevar el dinero en la cartera y no al estilo americano con los billetes arrugados hasta límites insospechados), las gafas de sol, el móvil, un paquete de pañuelos y por supuesto la cámara de fotos. Para aquellos que siguen preguntándose sobre el misterio de la cámara de fotos, en este preciso momento voy a aclarar dicho misterio, que no es otro que la vida esta llena de misterios. 

A ver lo que me dura

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Tradicionalmente sanguinarios

Una tradición del siglo XIV como otra cualquiera, coincidiendo con el nacimiento de una condición laboral tan actual en nuestros tiempos como es la de las mujeres profesionales dedicadas al despiojamiento, de rabiosa actualidad ahora que comienzan los colegios, los hombres, aburridos, se dedicaron por diversión a matar bichos mas grandes, ni ardillas ni conejos por ser demasiado rápidos, ni ningún tipo de ave por cuestiones obvias de falta de logística aérea, empezaron con un toro cojo que mataron a collejas, en principio no parece muy violenta la muerte del tullido pero habría que añadir que, rodeado por centenares de valientes hijos de sus madres y, en algunos casos, los mas, hijos del párroco de la localidad sin saberlo, unos agarraban la cola del animal, otros la otra cola y otro extasiado le agarraba la lengua, al llegarle la colleja doscientos y pico el animal murió de infarto cerebral súbito. El último en darle una palmada en la nuca fue aclamado como un héroe, el resto de la manada humana se retiró a sus por entonces humildes viviendas libres de hipoteca e impuestos de bienes inmuebles, satisfechos y divertidos clamaban por repetirlo al año siguiente.Centenares de toros y algunos siglos después la Ilustración floreció en toda Europa y se olvidó de algunos pueblos españoles.



Al comienzo de la jornada se veía a niños con lanzas de juguete por las calles, fabricadas de plástico inocente. Las lanzas de sus padres y hermanos mayores eran de dos metros y medio de longitud, fabricadas estas para hacer pupa de verdad. El toro de este año se llamaba "Afligido", que chiste mas triste podría haberse hecho con su nombre, pesaba mas de 600 Kg. y su horóscopo indicaba que hoy tendría un día complicado, que no se fiara de las personas cercanas, que si cuidado con la salud, para un día que le acierta el adivino no va a poder contárselo a nadie.



Propongo que intentéis matar al astado con mondadientes, mejor dicho, con un mondadientes, y cuando logréis pinchar al valiente animal os lo pasáis de uno a otro para volver a intentarlo. Y nada de al aire libre por muy sano que sea, demos emoción al asunto, al toro lo metemos en una jaula metálica de tres por tres metros, instalamos una puerta para los valientes que iran entrando de uno en uno. Por los turnos no hay que preocuparse, el toro les indicara amablemente cuando deberá entrar el siguiente en la consulta del Doctor Morlaco. Para continuar la tradición las heridas que se produzcan serán curadas al método acorde con el siglo XIV, sin anestesia y sin escatimar previsibles amputaciones que den algo de colorido al festejo.

El pueblo que continúa en el siglo XIV es Tordesillas y el campeón de este año es un tal Oscar, alias Zamorano, que al ser entrevistado por los medios de comunicación ha indicado emocionado que se sentía como si fuera Cristiano Ronaldo, muy cañí y futbolero, lo dicho, un retrato fidedigno de parte de nuestro país, de donde no hay no se puede sacar

jueves, 1 de septiembre de 2011

Un día de septiembre

Hay ya demasiadas obligaciones sociales y contractuales sin compensación económica, ratos impagables y en el peor de los casos, incobrables, mi cumpleaños salió de esa lista hace años. Poco convencional, por decirlo de una manera suave, llegando a lo antisocial en algún momento álgido de elucubraciones interiores, y muy práctico, tiendo a simplificar mi entorno lo máximo posible, en lo personal y en lo material, porque todo se estropea, yo el primero. Esta es la maldición del tiempo que nos ha tocado vivir en el que las fechas de caducidad tienden a rebajarse.

Aunque a veces no se note, por mi aspecto juvenil y mi mente infantil, un día de este mes cumpliré dos mayorías de edad y un año, hechas las cuentas me permitirán beber dos veces alcohol y un chupito. Revisando el ultimo año, sigo sin estar convencido de nada, lo negro no parece lo suficientemente oscuro y lo blanco empieza a tener un tono grisáceo que no arregla ni la mujer del anuncio, esa que vestida en papel de aluminio viaja del futuro para grabar un comercial de detergentes que algunos se creen. Lo único verdadero que encontré es la mirada que no pude mantener, la risa que explotó sin avisar y alguna lágrima de culpabilidad, lo que quedó en sus ausencias fue posiblemente falso, si no es así que venga un científico loco y me demuestre lo contrario. Las previsiones para este año no son muy halagüeñas y quizás me este empapando algo el carácter de las últimas semanas y especialmente el día de hoy, escribí hace unos días que no intentaría entristecer el blog, intentaré evitarlo en lo sucesivo, pero la falta de actividad es muy mala cuando te da por pensar posibilidades y soluciones que probablemente nunca tengas la necesidad de tomar. El por si acaso esta totalmente asumido, quizás no debería preocuparme tanto del futuro, pero es algo que nunca he podido evitar. El puñetero futuro, nunca se ha conocido a nadie que pudiera controlarlo y a los que estuvieron a punto de hacerlo les falto algo de tiempo y les sobró paciencia. En positivo, lo mejor de un día malo es que el siguiente, por la ley de probabilidades, será infinitamente mejor. Y así será.

Mañana hay grandes posibilidades de que salga el sol, se sospecha incluso por algunas informaciones filtradas sin duda interesadamente, que realizará el mismo recorrido que hizo hoy e intentará ocultarse sin éxito, al menos tenemos que pensar que así sea, con los nubarrones que salieron por mi balcón hace unos minutos. ¿Y si llueve?, me mojare a gusto, ya sabéis que me encanta olvidarme del paraguas.



Para aquellos que cumplen años en septiembre, felicidades, para todos los demás, también, pero a su debido tiempo.




Las luces se han apagado, han sacado el pastel, 
aplaudían los padres, los tíos y los amigos 
todos a la vez, agrupados en un único grito, 
“que pida un deseo, que pida un deseo”. 
Y tú, nerviosa, como siempre que te toca ser el centro de atención, 
has fijado los ojos en un punto impreciso del comedor 
un segundo, dos segundos, tres segundos, cuatro y cinco.

Tus ojos cabalgaban buscando un deseo,
las velas quemaban y algunos de los amigos
te enfocaban con cámaras de retratar,
una voz comentaba “ay, qué guapa está”
y yo, en el fondo, me acababa el culito de la copa decidido
a encontrar un rinconcito adecuado para hacerme pequeño, pequeño.
Del tamaño de una mosca, del tamaño de un mosquito.
Para una vez empequeñecido, debajo los taburetes
y la mesa alargada por los dos caballetes,
hacerme paso con prudencia por un entramado
de zapatos de invierno, de confeti chafado,
y esprintar maldiciendo la longitud de mis nuevos pasitos
y esconderme entre un tapón de corcho y la pared
justo a tiempo que no me coma el cojones de gatito.
Y escalar las cenefas de tu vestido
y falcar el pie izquierdo en un descosido
y llegarte al hombro y sentarme en un botón
y coger un pelín de aire y, con un saltito,
engancharte un cabello e impulsarme en un último salto final
y acceder a tu deseo atravesando la pared del lagrimal.
Ahora un pie! Ahora un brazo! Ahora el torso! Ahora la cabeza!

Y ya dentro del deseo ver si hay buen ambiente,
repartir unas tarjetas, ser amable con la gente
y con maneras de joven discreto y educado
presentar mis respetos a la autoridad,
escuchar con atención batallitas curiosas a los más viejos,
hacerme fotos graciosas con otros ilustres viajeros
y con un hombre con corbata que no sé quien es.
Y en la nube de sueños que tienes al alcance
y entre otros que, lo siento, pero ya nunca vivirás,
detectar un caminito que me aleje del grupo
o una sombrita tranquila donde, desapercibido,
acostarme un rato y, por fin, relajarme celebrando
el placer indescriptible que es estar contigo, hoy que te haces grande,
mientras fuera del ojo las velas se van apagando.

Cumpleaños (Manel)