miércoles, 31 de marzo de 2010

Ante la puerta

"Cuando una puerta se cierra, otra suele abrir la fortuna"

La Celestina (Fernando de Rojas)

"Cuando una puerta se cierra, otra se abre"

El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha (Miguel de Cervantes Saavedra)

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Como un perro abandonado a la espera de un poco de comida a punto de caducar, en la Avenida Baron de Carcer en Valencia, frente a la puerta de un piso donde se supone hay una Agencia de Colocación Laboral, con su logotipo de el ministerio, muy oficial todo, con una persona al otro lado de la puerta rascándose los bajos o magreándose los altos

La luz interrumpida por debajo de la puerta y una oscuridad repentina por la mirilla no mejoró mi estado de animo, de pie y con mi portafolios lleno de direcciones como aquella y curriculums con la tinta fresca. Aquel rellano no había visto colas de gente por entrar, un rellano oscuro en una finca vieja y yo allí perdiendo mi valioso tiempo. Decidí en aquel momento cerrarme aquella puerta para siempre, miré a la puerta, subí mi puño con un gesto de furia, levante mi dedo corazón y dije, "Que lástima que no me abra, venía a regalarle esto".



Tras aquello y bajando las escaleras camino de la calle me pregunté que sentido tenía tener una oficina como aquella, dentro del listado de Agencias de Colocación del Servició Público de Empleo, ahora todas las inscripciones se hacen a través de internet, portales y correos electrónicos, suelo inscribirme de esta forma, lo refuerzo con una visita y nunca me impidieron la entrada.

Ahora se lo que sienten los comerciales cuando vienen a mi casa, me acerco a hurtadillas, les observo y tras confirmar que no llevan bolsas de dinero ni regalos a mi nombre decido no abrir la puerta. La diferencia es que mi vivienda es un reino privado, no esta inscrito como una institución colaboradora oficial del estado.